¿Qué
día la verdad estará de tu lado?
Empieza con la descripción de la rutina
diaria. Suena la alarma. Te preguntas cuando realmente uno revive del sueño, ya
que, viendo en retrospectiva, siempre sabes cuándo sonará la alarma; siempre te
preparas desde unos minutos antes para recibir el apesadumbrado chillido de tu
teléfono celular.
Ocurre exactamente lo que esperas que ocurra. Solo
que esta vez no despiertas.
Sigues dormido. siendo presente de tu cuerpo,
que negligentemente, no quiere despertarse.
Tu perro abre la puerta de tu recámara. Entra,
se echa al lado de tu cuerpo, y éste último se hace a un lado para que entren
los dos en la cama. El perro es cómplice de tu negligencia.
Sabes la mentira. Te convences de que no vale
la pena seguir despierto, no vale la pena la sensación somnolienta de una
madrugada fría. Tú lo sabes, tu perro lo sabe. Pero lejos, muy lejos de ti se
encuentra un ser, un visitante que a veces, solo para alardear, invitas a tu
santuario, y le sirves chocolate caliente con bombones para que no sea tan
cruel. Sí señor, la alarma no funcionó, pero tu viejo amigo “La verdad”, viene
con sus molestias. Molestias que, a pesar de ser perpetuas en estos últimos
días, nunca empiezan a ser típicas. Es decir, a la verdad se le hace caso,
porque la principal consecuencia de no hacerlo, es ser prisionero de lo que sea
a que le pongas pretexto.
Debate con la verdad, aunque siempre pierdas, quizá
aprendas algo.
La crudeza de la verdad es dolorosa, y la
verdad en estos momentos es que eres un huevón; siempre lo has sido. Sabes que,
si levantas a tu perro, esté se adaptará con gusto a lo que sea que hagas, o
simplemente se irá a dormir a otro lado. Lo sabes todo desde el momento en que
fuiste concebido. Lo que no sabes, nunca lo sabrás, simplemente porque no estás
destinado a saberlo. La genética es la memoria milenaria de la realidad.
Sabes lo que debes hacer. Debes encarar a la
verdad, y dejar de ser un cobarde. Tienes en tus manos la llave para la
revolución. Úsalas y vuela. Cuestiónate y encuentra el significado y las raíces.
No te creas lo que dices hasta que te digas la verdad.
El problema es que sigues sin despertar. Tu cuerpo
yace sin vida en la realidad.
Te ha alcanzado la verdad.