11 666 11
Aquí se encuentran los desechos tóxicos sobrantes en una lobotomía de personalidad
sábado, 7 de junio de 2014
La bola de Cristal
Dime preciosa gitana
¿me puedes ver en tu bola de cristal?
La gitana de nombre “Lechacmo” corre a un
estante de madera con olor a musgo y viejo.
La tela
El estante está cubierto con una tela vieja
deteriorada. Parecía que en otro tiempo había sido una cobija, manchada por los
años; manchas que ennegrecían el ya distante color original de aquel pedazo de
algodón y que eclipsaban la atención enfocándolas a ellas mismas; estas podrían
ser la sangre de la primera regla de Lechacmo, o sangre derramada de sus
tiempos como partera del pueblo; sudor y fluidos de viejas pasiones vertidas en
sus tiempos como la más cotizada y preciada prostituta de la ciudad. No fue
hasta que la mafia española controlo el negocio del sexo servicio en la ciudad
que Lechacmo tuvo que retirarse de esa
la que llaman la profesión más antigua de la humanidad. La tela misma,
embrujada por el tiempo, un objeto consagrado gracias al apego que Lechacmo
puso en el mismo.
La poción
El polvo revolotea al momento que Lechacmo
muestra el contenido del estante. Alcanzo a ver muchos frascos de diferentes
texturas, colores y tamaños. Desde frascos con dedos humanoides, contenido
gelatinoso con colores brillantes, hasta animales disecados, como serpientes,
conejos y extremidades de cabras.
Con una destreza no típica de una vieja de su
edad, Lechacmo busca frenéticamente en su estante la pócima, y segundos después
la encuentra haciendo un gesto de aprobación a si misma. Se acerca de nuevo a
la mesa. Sus pasos rechinan en el piso de madera que se encuentra desgastado
por los años, haciendo creer que lo que rechina son los huesos de sus tobillos.
Cuidadosamente toma asiento, haciendo tambalear la maltrecha silla de
igualmente madera que pareciera haber sido arreglada provisionalmente con
clavos y cintas en numerosas ocasiones. Lechacmo se mese en la silla de placer.
¿Estas listo para ver tu futuro?
Los tentáculos
Parte de mi atención se distrae un momento por
lo que parece ser un movimiento detrás de Lechacmo. Pareciera que eran tentáculos
gigantes de pulpo. El hogar (si se le puede llamar así al lugar donde atiende),
está ubicado cerca de la costa, precisamente en la zona industrial donde la
pesca es la actividad predominante. Cientos de almacenes gigantes que guardan
pescado hacen que el ambiente del lugar tenga un olor entre salado y al punto
de podrido. Quizá eso le hizo a mi mente jugarme la broma con dicha
alucinación.
La Leyenda
Cuenta la leyenda que en tiempos de la gran
guerra, Lechacmo, así como muchos otros niños de aquella época, fueron asesinados
gracias a la masacre a manos de los primeros soldados enemigos que
desembarcaron en la costa. Los cuerpos de los niños vivos y muertos fueron
arrojados al mar al tiempo que la ciudad se convertía en el primer y más
importante asentamiento militar del enemigo. Los pueblerinos fueron obligados a
proveer de víveres a los soldados, así como a satisfacer desde sus necesidades
más básicas hasta más banales. Los pueblerinos fueron obligados a en el mejor
de los casos, echar el cuerpo de sus hijos, niños pertenecientes a la “generación perdida”,
al mar para no estorbar a los soldados. En el peor de los casos, eran obligados
a quemar sus cuerpos, que servían de combustible para las grandes maquinarias
de guerra.
Cuenta la leyenda que Lechacmo fue la única
sobreviviente de la generación perdida. Aparentemente resucitada por el dios de
los mares que enamorado de su ternura e inocencia, le concedió los poderes
necesarios para hacer su voluntad.
No fue gracias a una estrategia militar que se
ganó esa guerra, sino fue gracias a una incidencia que se expulsó al ejército
enemigo de la nación. Grandes olas azotaban al asentamiento, males provenientes
de las profundidades del mar enfermaban a los soldados hasta matarlos. Después
de la masacre y del pacto de Lechacmo, ningún otro relativo murió. A pesar de
las adversidades, solo la sangre extranjera se extinguió de las calles de la
ciudad.
Después de esa trágico suceso, la economía
enferma del país se reestableció gracias a la piratería que ejercían a en las
cercanías. El mar siempre protegió a lo que los extranjeros denominaban
ladrones, mientra que en la ciudad los reconocían como héroes. El centro de la
ciudad actualmente se encuentra adornado por estatuas de mármol que
personifican a los grandes piratas que salvaron a la ciudad del colapso en
aquellas grandes épocas de decadencia.
La Historia
Lechacmo fue encontrada huérfana en las ruinas
de la ciudad. Se registró como la única infante viva con una edad de 2 años,
calculados por los burócratas. Fue enviada a un convento en la capital de la
ciudad, donde fue educada y explotada por las monjas, ya que era la única niña
cuya colegiatura no fue pagada en su totalidad, gracias igualmente a la
impotencia económica del gobierno que prometió dicho trato.
A la edad de 12 años, fue encontrada por su
supuesto tío que inmediatamente la sacó de ese convento y la llevó de regreso a
la ciudad, de regreso a su preciado mar.
Allí vivió por dos años como asistente de su
tío, que ejercía la profesión de contador. Sin embargo fue en esas épocas
cuando unos bandidos, pertenecientes a la última generación de piratas,
asesinaron a su tío, y se llevaron a Lechacmo, a pesar de los augurios, con
ellos en su embarcación. Dos años después Lechacmo, (con la edad de dieciséis
años), regresa caminando sobre las olas en la playa completamente desnuda, vestida
únicamente con un valioso collar de perlas azules y aparentemente en cinta.
Los pueblerinos temerosos pero agradecidos, la
recibieron en la sociedad, dejándola vivir en lo que anteriormente era el
despacho de su tío, (y que actualmente es su hogar). Se dice que Lechacmo
encontró el lugar completamente saqueado, logrando recuperar solamente las
pertenencias que traía del convento en el que estuvo (incluida una cobija gris).
Durante ese tiempo, mientras esperaba dar a luz, vivía cómodamente con la
herencia de su tío y el favor del pueblo. El pueblo no veía muy bien a la
chica, pero era benévolo más bien por lo que se contaba de ella.
El Hijo Bastardo
No pasó mucho tiempo cuando Lechacmo dio a luz.
Nadie le ayudo en el parto, y Lechacmo paso a una situación de ocultamiento
después de eso.
Iba a los mercados completamente tapada con un
manto negro para que nadie la reconociera. A veces en las noches, se le veía
caminando en los callejones húmedos de la ciudad con su hijo envuelto en un
reboso, mientras supuestamente iba a las playas a reposar en la arena toda la
noche. Se decían muchas cosas de su hijo; que había nacido con deformidades,
que no podía pasar mucho tiempo sin respirar fuera del mar, pero realmente
nadie había visto nada, por lo que no se pueden asegurar muchas cosas.
El Circo
Ese año, una peregrinación de gitanos y paganos
llegó a la ciudad con una serie de festejos y demás cosas exóticas (tradición
que se repetiría cada año, hasta lastimadamente comercializarse). Fue así que
comenzaron los viajes de Lechacmo hacia el Oriente, fue así que se convirtió en
leyenda, y que lo poco que se puede contar de ella se distorsiona gracias a los
mitos y el lenguaje hablado que se pasa de generación en generación. Se dice
que el año siguiente, llegó con una serie de curaciones y medicinas para su
pueblo, pero de su hijo no se supo más.
Eisenheim68
Etiquetas:
Bola de Cristal,
Cáncer,
Chromatic Lobotomii,
Eisenheim68,
Gitana,
Gypsy,
Vida
Suscribirse a:
Entradas (Atom)